Ciudad de México. – Horario de Verano: o lo amas o lo odias. El adelantar el reloj una hora para ahorrar, supuestamente, energía, es algo que desajusta a todos. Sientes que te robaron una hora de sueño y por si fuera poco, el cambio de horario tiene efectos en la salud.
Afortunadamente hay no sólo uno sino dos culpables a quienes señalar por el horario de verano, que este 2019 comienza el 7 de abril y termina el 27 de octubre: Bejamin Franklin y George Hudson.
Franklin, quien se encontraba en Francia como enviado diplomático de Estados Unidos, notó que los franceses aprovechaban mejor la salida del Sol y empezaban sus labores más temprano. No por nada acuñó la frase “temprano a la cama y levantarse temprano hacen a un hombre saludable, rico y sabio”. Pero no fue él quien propuso adelantar el reloj.
¿Cómo empezó el cambio de horario?
El entomólogo neozelandés George Hudson fue el primero en proponer formalmente un cambio de horario. En 1895, el aficionado de los insectos presentó un ensayo a la Sociedad Filosófica de Wellington para hacer un cambio de dos horas y aprovechar mejor la luz solar. Como él, hubo otros en Inglaterra y Estados Unidos que pidieran algo similar, pero no fue sino hasta años después que se adoptaría el modelo.
En la Segunda Guerra Mundial, se volvió a adoptar el cambio de horario para ser una forma de ahorro de energía. Así, fue como varios países alrededor del mundo comenzaron a seguir los pasos de las potencias y finalmente se quedó como una medida permanente.
En México, el horario de verano se adoptó en 1996 con el objetivo de ir a la par del horario de Estados Unidos y no afectar el comercio o el turismo. Por lo que tenía que cambiarse dos veces al año.
Actualmente, la medida no aplica al estado de Sonora, Quintana Roo y Baja California bajo el argumento de mantener un horario similar a Estados Unidos y no tener afectaciones en las actividades de la frontera norte. Quinta Roo, por su parte, lo hace para que no afecte al turismo y las horas de Sol y playa.
Con información de Milenio