El bótox es una de las sustancias que comienzan a ser más socorridas entre los consumidores del sector de la salud estética. Se sabe de algunos casos en los que el uso representa cantidades exageradas. En condiciones adversas, puede actuar como un veneno y probable causa de muerte.
España.- El bótox es la neurotoxina más venenosa del mundo y es considerada arma de destrucción masiva por la Convención de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas. La bacteria Clostridium botulinum, que se encuentra naturalmente en suelos y aguas contaminadas, produce unas esporas que se transportan en los alimentos donde, a su vez, generan la toxina, capaz de intoxicar gravemente, bloqueando los impulsos nerviosos que mueven los músculos (botulismo) e incluso cesar la vida por asfixia con dosis mínimas.
Bótox: ¿cuestión de belleza?
La toxina botulínica también se aprovecha con fines médicos en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas y en medicina estética para mitigar, hasta cierto grado, las líneas de expresión.
En tratamientos estéticos, el bótox logra efectos inmediatos para contrarrestar los signos del envejecimiento (arrugas). Sin embargo, el abuso o la mala práctica de éste puede provocar secuelas como alergias o la perdida de sensibilidad en algunas partes del cuerpo donde fue administrado.
Entérate: ¿Qué es el síndrome de Morquio?
En 2009, el Ministerio de Salud de Canadá informó sobre los efectos secundarios por la aplicación de bótox, debido a la dispersión de las toxinas. Se encontraron los siguientes síntomas: debilitamiento muscular, problemas en la deglución, pulmonía, desórdenes del habla y dificultades respiratorias.
Con el fin de garantizar la seguridad del paciente, es necesario que la administración del bótox esté a cargo de un proveedor de atención médica experimentado, tal como un especialista certificado en dermatología, cirugía plástica, cirugía plástica ocular u otorrinolaringología.
El bótox puede ser peligroso cuando se administra incorrectamente. Las inyecciones de esta sustancia pueden provocar dolor, hinchazón o moretones en el sitio de la inyección, dolor de cabeza, síntomas parecidos a los de la gripe y sequedad en los ojos o lagrimeo excesivo, entre otros.