Los ecosistemas mexicanos, sus cadenas montañosas, ríos, bosques, lagos y desiertos, invitan a muchas experiencias deportivas de alto impacto.
RURAL, el proyecto de Rodrigo Alegre y Carlos Acosta, busca generar este tipo de circuitos en el país. Ahora están avocados a dos experiencias RURAL: El Mar de Cortés, entre Sonora y Baja California Sur, y la Ruta del Peregrino, en Jalisco.
¿Qué es lo atractivo de estas regiones?
Cruce del Mar de Cortés
Está al noroeste del país y es una de las regiones más bellas y menos exploradas.
Su longitud, superior a los 1100 km, la comparten Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur.
Hay playas para pesca deportiva, surfing, avistamiento de lobos marinos, delfines o ballenas.
Sinaloa cuenta con playas casi vírgenes como Arenitas, Ponce y Casino del Mar; en Sonora está San Carlos, Punta Doble y Punta San Antonio, o el importante desarrollo turístico de Puerto Peñasco.
Mientras que en las Baja Californias hay lugares para conocer urgentemente, como Loreto, La Paz, Punta Chivato o Santa Rosalía (en Baja California Sur) o Bahía de los Ángeles, Puentecitos o la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California (en Baja California).
El desafío que implementa Rural: cruzar el Mar de Cortés desde Punta Chueca, Sonora, hasta San Francisquillo, en Baja California. Las escalas serían las islas Tiburón (la más grande de México), Turón y San Lorenzo. Una distancia entre natación y carrera de montaña cercana a los 100 kilómetros.
Ruta del Peregrino
Se trata de una ruta religiosa en Jalisco, con 200 años de tradición, a la que acuden unas tres millones de personas.
Atraviesa la Sierra Madre Occidental. Inicia en Ameca, pasa por Mascota y culmina en el Pueblo Mágico de Talpa de Allende.
Son 117 km de camino. Aunque los peregrinos lo hacen a pie, también hay quienes lo toman para la experiencia ciclista.
Se trata de una ruta bellísima: se recorren vegetación bajas, regiones ganaderas, ríos, arroyos y bosques de robles y pinos.
En últimas fechas se han añadido espacios arquitectónicos que apoyan a peregrinos y viajeros, como el Mirador Cerro del Obispo en Ameca, la ermita de Las Majadas en el bosque de Mesa Colorada, el mirador del imponente Espinazo del Diablo, o la ermita San Rafael en Mascota.
Los peregrinos terminan su viaje en la Basílica de Nuestra Señora de Talpa; el resto de los viajeros, con un Pueblo Mágico que lo mismo ofrece tranquilidad, que gusto a tequila, que ganas de más aventuras.
¿Cuál de los dos viajes se te antoja hacer a ti?