México. – El recuerdo del exilio español “es una oportunidad para tener presente que aun en la noche del totalitarismo, la luz del conocimiento y la razón son faros”, señaló Raúl Contreras, director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, al participar en la conferencia “El exilio español en México”.
La llegada de intelectuales y científicos a México durante el exilio español contribuyó al desarrollo y avance de áreas como las ciencias sociales, humanidades, genética y botánica, coincidieron Javier Garciadiego Dantán y Ana Barahona Echeverría, integrantes de la Junta de Gobierno de la UNAM.
Al cumplirse 80 años de la llegada a nuestro país de un grupo de españoles exiliados, Garciadiego y Barahona recordaron el papel de los académicos refugiados que dictaron cátedra en aulas de esta casa de estudios y del IPN. Además, mencionaron, en ese proceso se fundó la Casa de España, que ayudó a decenas a llegar a nuestro territorio, y se incrementaron las ediciones del Fondo de Cultura Económica (FCE).
En mayo de 1939, a bordo del buque Sinaia, llegaron a Veracruz escritores, filósofos, entomólogos, pintores, poetas, académicos, juristas y compositores. Pero un año antes, en 1938, arribaron los primeros refugiados y se fundó la Casa de España (que más tarde se convirtió en El Colegio de México), espacio administrativo que ayudó a decenas a venir a nuestro país, relató Garciadiego.
En 1934 se creó el FCE en respuesta a la crisis económica de 1929 y para preparar a economistas que contribuyeran a paliar los efectos de una crisis financiera en el país; con la presencia de los exiliados se favoreció el incremento de la edición de obras: hasta 1939 eran apenas 29 libros. A Casa de España llegaron los 12 primeros españoles (1938), entre ellos el poeta León Felipe; José Moreno Villa, crítico e historiador del arte; el jurista Luis Recaséns. Posteriormente el filósofo José Gaos; el poeta Enrique Díez Canedo; el histólogo Isaac Costero; el historiador Adolfo Salazar; y la filósofa María Zambrano, entre otros, “el elenco era extraordinario”.
Entre 1940 y 1945, ya con el aporte español, el FCE editó 226 libros, lo que representó un crecimiento editorial de 800 por ciento en áreas como política, historia, filosofía y economía. “Así, pasó de ser una editorial de temas económicos, a una de temas de ciencias sociales y humanidades, lo que representó que la llegada de los intelectuales españoles fuera oro molido”, remarcó Garciadiego.
Barahona Echeverría, académica de la Facultad de Ciencias (FC), donde fundó el área de Estudios Sociales de la Ciencia y Tecnología, expuso que el exilio español fue una influencia positiva para la ciencia mexicana. Recordó la contribución de científicos del exilio en las escuelas nacionales de Ciencias Biológicas del IPN, y de Agricultura Chapingo, además del estudio de la botánica en la UNAM.
Con información de El Economista.