RESPIRando: ¿Colitis nerviosa? Reduce el malestar con yoga

Colitis nerviosa; para todas las edades

 

Ya lo decía Hipócrates, el padre de la medicina: las emociones tienen un efecto en el cuerpo y en la mente. 

Tanto Teresa como Mau y Daniela lo saben… y lo saben muy bien. Ninguno se conoce, pero comparten los terribles malestares que provoca el síndrome de intestino irritable (SII), conocido como colitis nerviosa.

“Uy, es como si la panza te fuera a reventar. Un dolor terrible, terrible. Yo que tuve dos hijas, es como si tuviera panza de nueve meses, así se me inflama (muestra su vientre)”, describe Tere con cara de angustia, de quien conoce perfectamente la intensidad del dolor. 

Tiene 67 años. Afirma que desde joven padece colitis nerviosa.

“Siempre me dediqué a cuidar a mis hijas y a estar en mi casa, y todo el tiempo estaba preocupada por ellas o por la comida o por la hora, etc. (…) Hubo un tiempo que trabajé en un restaurante y me di cuenta con más claridad que cuando me estreso me inflamo. (…) Imagínate, yo nerviosa… pues a cada rato estoy mal y de malas, incómoda, terrible”. 

Mau tiene 31 y lleva 10 años trabajando en una casa productora aquí en México. Ha cubierto eventos como el terremoto de enero de 2010 en Haití, el rescate de los 33 mineros de Chile, la reciente erupción del Volcán de Fuego en Guatemala y actualmente viaja con frecuencia a Cúcuta, Colombia, por el conflicto de la ayuda humanitaria entre Venezuela y Estados Unidos.

“Viajo constantemente, no como a mis horas, y el estrés y la presión pues a todo lo que da en la chamba. (…) Muchas veces me la paso inflamado y pues así me la tengo que rifar. (…) A donde quiera que vaya no puedo andar sin medicamento para la colitis nerviosa”.

El médico de Dany le dijo que nunca se le quitaría.

“Me dio el diagnóstico: colon irritable o colitis nerviosa. (…) Me dijo que nunca se me iba a quitar, porque pues ya uno nace así. Incluso, me comentó que el 20 por ciento de las personas padecen de esto y pues más bien tenemos que aprender a comer bien y a controlar las emociones para evitarlo”. 

Asegura que tras el diagnóstico, ha aprendido a cuidarse. 

“No puedes ni sentarte. (…) y pues hasta cierto punto llegó a afectar mi vida porque estaba de mal humor, no disfrutaba de mis reuniones, de la comida (…) luego me iba a acostar y tampoco estaba bien. (…) Ahora me cuido, ya no como brócoli, pepinos, lentejas, calabaza, y otras 

cosas que me quitaron, pero lo que he notado y esto es súper importante, es que la clave es estar relajada. Si estoy tranquila aunque coma lo que no debo, no me cae mal. El estrés como que me detona la colitis nerviosa”. 

 

20% de los mexicanos con colitis nerviosa

Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), más del 20 por ciento de los mexicanos padece del síndrome del intestino irritable (SII), mejor conocido como colitis nerviosa. 

Los expertos explican que es provocado por los malos hábitos alimenticios característicos de las grandes ciudades, así como el bajo consumo de fibra y factores de desestabilización emocional como el estrés, la ansiedad y la depresión.

La colitis nerviosa o SII se presenta en adolescentes, adultos jóvenes y personas de la tercera edad, pero afecta mayormente a las mujeres. 

Tal como Tere, Mau y Daniela lo mencionaban, los síntomas son:  

  • Dolor abdominal o cólicos
  • Inflamación del vientre
  • Alteraciones en las evacuaciones (diarrea o estreñimiento)
  • Gases

“Afecta de manera significativa la calidad de vida del paciente, lo que ocasiona que sea causa de ausentismo laboral. Debido a que es tan frecuente, genera altos costos en atención y tratamiento, los cuales se estiman anualmente, a nivel mundial, en cerca de 40 mil millones de dólares”, según la Dra. Claudia Martínez, gastroenteróloga del servicio de Endoscopia del Hospital General Regional No.1 “Dr. Carlos MacGregor Sánchez Navarro”.

Por su parte, la Asociación Mexicana de Gastroenterología ha compartido otras cifras sobre la población que padece colitis nerviosa. 

  • 84% de los casos de colitis nerviosa en mujeres de 25 a 40 años la padecen con mayor frecuencia.
  • 75% de los pacientes no acude al médico porque considera que sólo es resultado del estrés.
  • 35% de la población en la Ciudad de México la padece.

 

Control de la colitis nerviosa

Para controlar este padecimiento, los médicos recomiendan mejorar los hábitos alimenticios, consumir fibra y definir un horario de comidas. 

Señalan que en la dieta para la colitis nerviosa se deben evitar los irritantes, los condimentos, el picante, las grasas, los lácteos, las bebidas gaseosas, así como las verduras y leguminosas que producen gases como el brócoli, las calabazas, papas, frijol y habas. 

Asimismo, señalan que para complementar el tratamiento es necesaria la actividad física cotidiana y, en caso de sufrir un trastorno depresivo, ansiedad o estrés, se debe recibir atención psicológica.

“La superación del problema depende del estilo de vida y la forma en que la persona afectada aprenda a manejar sus emociones”, agregó la Dra. Martínez.

No se cura, pero con yoga reducirás el malestar

El príncipe Carlos de Inglaterra es conocido por creer en el poder de la medicina alternativa.

Asegura que el yoga puede ahorrar “valiosos y costosos” recursos al Servicio Nacional de Salud de Reino Unidos porque posee múltiples “efectos beneficiosos comprobados, tanto para el cuerpo como para la mente”.

Es por ello que el hijo de la reina Isabel II reiteró su apoyo, para impulsar esta disciplina, a través de un escrito que envió a los organizadores de la conferencia ‘Yoga en el cuidado de la salud’, que se realizó recientemente en la Universidad de Westminster en Londres.

Está comprobado que las posturas de esta disciplina contribuyen a reducir o eliminar algunos malestares estomacales como el estreñimiento, el intestino irritable, la gastritis, los gases y en general, la mala digestión.

Según el portal Yoga International, con esta secuencia de cinco asanas reducirás el estrés, liberarás la tensión en el abdomen y podrás reforzar tu salud digestiva. 

 

Parighasana

Para iniciar debes arrodillarte y respira. Después estira la pierna derecha hacia la derecha, el talón en el suelo, el pie plano y los dedos del pie hacia el suelo. Inhala y levanta tu brazo izquierdo; exhala e inclina tu torso sobre la pierna derecha. Apoya tu mano derecha en un bloque, el piso o la espinilla.

Estira el brazo y la mano izquierdos con clara intención, notando cómo este gesto aumenta el estiramiento en el lado izquierdo tu su cuerpo.

Siente la respiración en la caja torácica izquierda, la cintura y el vientre. Elige una posición para la cabeza y el cuello que se sienta menos tensa, y recuerda relajar la cara, suavizando la frente, los ojos, la boca y la mandíbula.

Permanece en la postura de 5 a 10 respiraciones, luego repite del otro lado. Después de practicar esta postura en ambos lados vuelve a arrodillarte.

Coloca las manos sobre las costillas laterales y siente el movimiento de la respiración bajo tus manos. Inhala y exhala con paciencia y por completo, dejando que tu caja torácica se expanda y contraiga.

 

Ardha matsyendrasana

Para esta postura deberás sentarte. Luego extiendes la pierna izquierda y cruzas la pierna derecha en la parte superior, colocando el pie plano en el suelo junto a la rodilla izquierda.

Después dobla la rodilla izquierda y lleva el pie izquierdo hacia el exterior de la cadera derecha. Siéntate de manera uniforme en ambas caderas y estírate a través de la columna vertebral.

Lentamente gira tu torso hacia la pierna derecha. Puedes abrazar la rodilla derecha con el brazo izquierdo o colocar el codo izquierdo sobre el muslo derecho y presionar la parte externa del muslo hacia la parte superior del brazo.

A medida que exhalas, desplaza lentamente el ombligo hacia la columna vertebral para ayudar a presionar la respiración sin problemas.

Si este giro es muy compresivo, intenta girar en la dirección opuesta: hacia la izquierda, lejos de la pierna superior. Esta versión de la postura te dará más espacio para que el abdomen se relaje y para que el vientre respire. Mantén la postura de 5 a 10 respiraciones y cambia de lado.

 

Jathara parivritti

Recuéstate con ambas piernas rectas. Mientras exhalas, dobla tu pierna derecha y abrázala contra tu vientre. Pausa aquí por un par de respiraciones.

Luego, toma la pierna derecha y rueda hacia el exterior del muslo y la cadera izquierda. Alcanza el brazo derecho hacia atrás, extendiéndote directamente desde el hombro, con la palma hacia arriba.

Deja que el omóplato derecho se despegue del suelo, de modo que la espiral de la postura se mueva desde tus piernas a través de la pelvis, la columna vertebral, las costillas y el pecho.

Si la postura es muy intensa, coloca una manta u otro soporte debajo de tu rodilla derecha y / o el brazo derecho. Mientras descansas en la postura, siente la respiración estirando la parte inferior del abdomen, la cintura lateral y el pecho desde adentro hacia afuera.

Sostén de 5 a 10 respiraciones, luego vuelve a recostarte sobre la espalda. Repite del lado izquierdo.

 

Salamba setu bandhasana

Coloca una almohada, una pila de mantas firmes o un bloque debajo de las caderas y acuéstate boca arriba. Asegúrate de que el soporte está debajo del sacro y la pelvis, no de la parte baja de la espalda o las costillas.

Desliza las piernas hacia afuera y relaja los brazos a los lados, con las palmas hacia arriba. Puedes colocar las plantas de los pies contra una pared para dar más apoyo a las piernas.

Permanece en esta postura durante 10 respiraciones y hasta cinco minutos. Mientras mantienes la postura, lleva tu atención a tu vientre. Imagina que estás inhalando y exhalando a través de tu ombligo, la respiración se mueve hacia y a través de cualquier tensión en tus órganos abdominales.

Siente la tensión disolviéndose con cada respiración. Cuando salgas de la postura, descansa de 5 a 10 respiraciones acostado, con las manos sobre tu vientre.

Ananda balasana

Recuéstate sobre tu espalda, abraza tus rodillas contra tu pecho y respira una o dos veces, sintiendo que tu espalda se relaja en el apoyo del suelo.

Luego, deja que tus rodillas se separen y alcanza las plantas de los pies hacia el techo. Mantén las piernas dobladas, con los pies directamente sobre las rodillas.

Agárrate a los dedos gordos o a los lados de tus pies. Relájate en la postura, sin tratar de hundirte más en ella. Deja que los brazos estén rectos y que los omóplatos caigan al suelo.

Relaja el peso de las caderas, la parte baja de la espalda y las costillas, y siente el estiramiento en la ingle y las caderas.

Deja que el movimiento de la respiración y la barriga llenen el espacio abierto entre las piernas. Quédate aquí por 10 respiraciones.

Después de completar esta secuencia, descansa en savasana o postura del cadáver.

Practica la respiración abdominal lenta, permitiendo que el abdomen se eleve y expanda al respirar y se hunda al exhalar. Deja que la respiración te lleve a un estado de profundo descanso y sanación.

Aunque la cura para la colitis nerviosa no depende del yoga, su práctica sí te ayudará en el proceso de sanación.

 

 

Namasté.

 

 

Redacción / Información y fotos de Yoga Internacional / Fotos: www.queerty.com / Yoga Journal

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