Cuando era niño…
¿Cuáles son las mayores preocupaciones de los adultos? El dinero, el trabajo, la familia, la salud, la apariencia, la seguridad, el tiempo… entre otras tantas cosas.
Al final, en la mayoría de los casos, todo esto lleva a un solo camino: el estrés.
Y llama mi atención que independientemente de la situación de cada persona, muchos coinciden en una reflexión.
Miran el trayecto recorrido y piensan: “todo era más fácil cuando era niño”.
¿Será?
Según los expertos y las estadísticas, la realidad no es así.
Factores de estrés y depresión en niños
El acelerado ritmo de vida en el que actualmente vivimos ha provocado que no solo los adultos tengamos altos niveles de estrés, pues hoy en día también es tema entre los infantes.
Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que, aunque no lo parezca, los problemas de las personas mayores se transmiten a los niños y al ser más vulnerables, desarrollan estrés a temprana edad.
La consecuencia: enfermedades como gastritis, colitis y diabetes.
Y eso no es todo. Investigadores de la Facultad de Psicología de la UNAM han revelado que dos de cada 10 niños y jóvenes presentan estrés y depresión, principalmente por: exceso de carga académica, acoso escolar (bullying) y, por supuesto, problemas familiares.
Asimismo, y es muy importante poner especial atención en esto, alertan que los menores no suelen decir cuando están deprimidos porque no lo saben, es decir, no son conscientes de lo que les ocurre.
Algunas conductas que podrían ayudar a identificar síntomas de estrés y depresión en los niños son:
- Irritabilidad,
- Falta de interés,
- Aburrimiento,
- Llanto,
- Falta de apetito,
- Problemas de concentración,
- Trastornos del sueño,
- Padecimientos físicos como dolor de cabeza, cansancio y poca actividad física.
Adriana Medina, maestra de yoga infantil, afirma que cada vez son más los casos de niños con actitudes rebeldes.
“Llegan las mamás, muy común, y dicen ‘veo que la verdad no me hacía caso, todo el tiempo está muy agresivo, no puede dormir, tiene dolores de cabeza muy frecuentes’. Y sí, ves eso en los niños, muy ansiosos, muy nerviosos, con un constante desafío a la autoridad: a sus maestros, a sus propias mamás, muy rebeldes, muy groseros, no respetan a los demás”.
Asimismo, advierte que son más frecuentes los menores con estrés.
“Lo presentan a más temprana edad. Viven en un entorno donde hay muchos problemas, donde lo están escuchando todos los días y nosotros los exponemos más. (…) Ellos escuchan todos los días problemas de desastres de la naturaleza, política, que si la economía, en la casa, que si no tratan profesionalmente un tema de divorcio, la muerte de algún familiar. Los aventamos más a este ambiente donde no les proponemos soluciones”.
¿Dónde quedó la creatividad?
Pero sin duda, uno de los factores que más afecta el estado anímico y el desarrollo de los niños es la falta de atención por parte de los padres que, ante la carga de problemas u ocupaciones, cada vez dedican menos tiempo a sus hijos.
Muchos menores crecen bajo la influencia de las nuevas tecnologías: celulares, tabletas, internet, videojuegos, televisión, etc.
“Veo que los niños no tienen esta conexión de espacio y tiempo con sus papás, entonces si les dejo colorear un mandala y no lo terminaron les digo ‘termínalo en casa, lo puedes colorear con tu mamá’ y me responden ‘no, mi mamá nunca tiene tiempo, mi mamá está trabajando, está en el celular y saliendo de aquí (su clase) tengo otra actividad y luego voy con mi abuelita y tengo mucho que leer y no me da tiempo con mi mamá”, comenta la maestra de yoga.
Esto nos lleva al siguiente escenario: se ha comprobado que un mayor tiempo de exposición a estos dispositivos está relacionado con mayores índices de miopía, déficit de atención, obesidad y, volvemos al punto anterior, depresión infantil.
El resultado: que los niños ya no explotan su creatividad e imaginación.
Por ello es importante que los padres de familia busquen y organicen momentos de convivencia – porque siempre hay tiempo para la familia- y compartan con ellos actividades que además de divertirles, les ayude en su desarrollo físico y mental.
“Sería muy bueno también que todas las escuelas implementaran algunas estrategias para que pudieran los niños regular sus emociones y disminuir el índice de violencia llamado bullying”.
Yoga para niños
“Valdría la pena que como padres conectáramos con qué es el yoga, qué beneficios tiene y así poder transmitirlo a los niños, de la mano”, señala Adriana.
El yoga no solo es una disciplina con amplios beneficios para los adultos. También ayuda a los menores en su desarrollo físico y emocional.
Al practicarlo, los pequeños alcanzan un nivel de bienestar en cuerpo y mente, pues combinan juegos con relajación, concentración, equilibrio y diversión.
Adriana recomienda que los pequeños inicien con esta disciplina a los 4 años, cuando ya tienen la capacidad de realizar y controlar ciertos movimientos del cuerpo.
“A partir de esta edad ya se reforzó su motricidad. Son niños que ya se pueden poner de pie y pueden practicar las posturas. Además, sus periodos de atención son más prolongados”.
Algunos de los beneficios del yoga en niños, son:
● Fortifica todos los sistemas corporales: óseo, nervioso, circulatorio, digestivo, respiratorio, hormonal, muscular y se fortalece la columna vertebral. Se extienden las extremidades, se masajean los órganos y se calma la respiración.
● Aumenta la autoconfianza.
● Ayuda en el manejo de emociones.
● Incrementa la creatividad.
● Potencializa la capacidad sensorial y la conciencia corporal.
● Fortalece la coordinación y el equilibrio.
● Desarrolla la autodisciplina y el autocontrol.
● Aumenta la concentración y capacidad de atención.
● Aumenta la conciencia de respirar, lo que les ayuda a mejorar el funcionamiento del aparato respiratorio y a calmar la mente.
● Fomenta la disciplina no competitiva.
● Concientizar sobre la naturaleza, los animales y el entorno.
● Fomenta la cooperación y el trabajo en equipo.
● Enseña a relajarse y a reducir el estrés.
● Fomenta valores como el respeto, la compasión, la empatía y la generosidad.
● Fomenta hábitos saludables, de nutrición y sueño.
● Ayuda como tratamiento complementario para niños con Trastorno por Déficit de Atención (TDA),
● Es una forma de jugar y divertirse.
“Los beneficios son para todos realmente, incluso es una herramienta de apoyo y de ayuda para menores que han sido diagnosticados con alguna alteración en el desarrollo como hiperactividad, Autismo, Asperger, síndrome de Down o cualquier condición mental”, afirma la experta.
Sobre los avances que ha notado en sus alumnos, Adriana comparte:
“Sí veo que son niños mucho más relajados, que sus periodos de atención después de tomar clase son más prolongados, están más concentrados, saben regular más sus emociones, son niños más felices”.
Cabe destacar que la principal enseñanza del yoga es que los niños aprenden a conocerse, amarse, aceptarse y después, a relacionarse con los demás.
Nico de 8 años, hijo de Adriana, hace yoga dos veces por semana. Dice que se siente muy feliz cuando realiza su práctica.
“Me relaja. (…) Me gusta (la postura) la paloma. Estoy feliz, muy feliz. Recomiendo a los niños que lo hagan”.
La experta afirma que no hay límites para practicar yoga. En Internet se pueden encontrar diversos recursos para hacerlo desde casa y acompañarlos.
“Hay clases gratis, hay libros y puede hacerse como así se hace la rutina del baño, de la cena… cinco minutos antes de dormir con ellos es un momento ideal para hacer por ejemplo una sola postura, conectar con respiración, ver cómo les fue en su día, qué siente, qué emociones tienen y con eso ya estás practicando yoga con ellos”.
Si quieres acompañar a tus hijos en una práctica de yoga, en este video de YouTube encontrarás una divertida clase.
Namasté.
Redacción / Fotos y video: YouTube / Smile and Learn – Español