Este lugar ya lo soñaste: entre una selva húmeda aparecen columnas donde se hicieron rituales ancestrales. Escaleras que no llevan a ningún lado. Estanques como ojos vigilantes. Pasillos de serpientes. Enormes manos yaquis.
El lugar existe: es el Jardín Escultórico de Edward James y está en Xilitla, en plena Huasteca Potosina. Son cuarenta hectáreas con unas 200 construcciones surrealistas.
Lo creó Edward James, aristócrata inglés, nieto del rey de Inglaterra Eduardo VII. En 1928 heredó una fortuna inmensa, que usó para el mecenazgo artístico. Coleccionó obras de Salvador Dalí, Magritte yLeonora Carrington; fue amigo de Aldous Huxley, Picasso e Igor Stravinsky.
En 1945 vino a México y conoció al indio yaqui Plutarco Gastelum. Viajaron juntos por el país, hasta encontrar este terreno paradisiaco.
En él, James imaginó delirios equivalentes al arte que coleccionaba. Ojos, serpientes, símbolos masónicos, escalinatas caprichosas. El carpintero huasteco José Aguilar se encargó de hacer estas fantasías realidad.
James quería que a estas construcciones se las tragara la selva, y que siglos después los viajeros las descubrieran y se asombraran con ellas.
Trabajaron unos 200 trabajadores, quienes le tomaron cariño a James. Dicen que era humilde y divertido.
Se construyó desde los sesenta y hasta 1984, cuando murió James. Sin pretenderlo, el excéntrico inglés creó una corriente: la arquitectura integrada a la naturaleza.
Crédito de foto de main y alter: huaxteca.com.