RESPIRando: flexibilidad mental; adaptarse a la nueva realidad

MUNDO.- Tengo una amiga que pasó 50 días aislada en su casa tras dar positivo a COVID-19. 

Fueron 50 días en los que solo tuvo la compañía de su gata. No visitas, no calle, nada. Eso sí, todos los días recibió comida (con las debidas precauciones sanitarias), detalles, llamadas, mensajes y videos de quienes estuvimos pendientes de ella. 

“Duele y cansa, pero dice el doctor que solo hay que adaptarse, descansar e hidratarse. Yo le he agregado meditar, rezar y amar”, escribió en sus redes sociales. 

Tuvo intensos dolores de cabeza, de cuerpo, “como descargas eléctricas” lo calificó. Además de fiebre, tos seca y pérdida del olfato y gusto.

Pese a los síntomas no requirió hospitalización, sin embargo, la experiencia fue muy fuerte para ella. Finalmente, 50 días después, dio negativo en su segunda prueba.

“Me dijo el doctor que el regreso a mi vida normal será poco a poco porque tuve muchos síntomas por un tiempo prolongado y he perdido entre 10 y 11 kilos (…) pero (el virus) ya no está! Y eso me hace feliz”.

Ahora viene otra etapa, para ella y el mundo: la adaptación después del COVID-19.

“El fin de semana salí por primera vez (…) me dio mucha ansiedad y mucho estrés. La verdad es que sí cuesta un buen de trabajo regresar (…) el doctor me dijo que es un proceso muy complicado el que salgas del aislamiento y recuperes tu vida normal”. 

A su debido tiempo y cuando las condiciones lo permitan podremos terminar el confinamiento, pero ¿a qué vamos a regresar? ¿a la normalidad? ¿a lo que era? ¿a lo que éramos?

Muchos coinciden que nada será igual. ¿Estamos preparados para lo que viene? Hay quienes afirman que solo aquellos con flexibilidad mental para aceptar y adaptarse a los cambios podrán salir adelante. 

“Sé fuerte y flexible como el bambú, que se dobla pero no se parte”

Proverbio chino

Flexibilidad mental

Según los expertos, por la forma en cómo pensamos hay tres tipos de mente: rígida, líquida y flexible. 

Quienes tienen criterios muy establecidos, hasta ser inamovibles, se les conoce como de mente rígida. Y es que, pese al contexto y las evidencias no aceptan el cambio, por lo tanto tienen muchos problemas de adaptación. 

Caso contrario, existen personas que carecen de criterio y valores, por lo que su mayor dificultad es el compromiso. A estos se les conoce como de mente líquida. 

Por último, hay quienes tienen creencias que no son inamovibles y que, ante las evidencias y la nueva información, las pueden modificar. Son personas de mente flexible, con capacidad de adaptación al cambio. 

Justo en estos tiempos tenemos que reflexionar sobre lo que nos espera después de la pandemia. 

Iniciamos el año haciendo planes con base en lo conocido, lo que estaba establecido: rutinas, hábitos,  proyectos en todos los ámbitos, cotidianidad, lo mismo de siempre…  en una palabra: estructuras.

¡Vaya revés! 

Hoy, en el quinto mes de 2020, nos mantenemos con lo que conocíamos y nos preguntamos ¿qué viene?

Aquí el punto no es agobiarnos por el futuro. El punto es estar preparados para adaptarnos a la nueva realidad y para ello necesitaremos tener mente flexible.

“El bambú que se dobla es más fuerte que el roble que resiste”

Proverbio japonés

Los expertos afirman que cuando se es flexible los problemas se afrontan de mejor manera, reaccionamos mejor ante la dificultad y la incertidumbre, y se impulsa la resiliencia. 

El no aferrarnos a las cosas, a los recuerdos, a los hábitos, al pasado, nos permite avanzar , fluir y pensar en nuevas ideas, reaccionar con base en la experiencia y la creatividad. 

En pocas palabras, nos permite aceptar y adaptarnos, y a su vez, reducir la incertidumbre y el estrés.  

Beneficios de la flexibilidad mental 

Lo establecido ya lo conocemos. Lo que está por venir no sabemos. ¿Qué podemos perder si cedemos un poco y nos damos oportunidad a lo nuevo? 

Estos son algunos beneficios de la flexibilidad mental: 

  • Permite detectar mejor la información del ambiente, procesarla y responder ante ella.
  • Toleramos mejor los cambios, imprescindible en una realidad compleja.
  • Nos adaptamos mejor a cualquier contexto. 
  • Permite ver la cosas desde múltiples perspectivas para resolver problemas.
  • Ayuda a tolerar los errores y superarlos. 
  • Contribuye a eliminar prejuicios para pensar y actuar con autenticidad. 
  • Favorece la resiliencia. 

Para comenzar con el proceso de cambio y adaptación podríamos iniciar con yoga, y es que esta práctica además de mejorar la flexibilidad física, genera muchos beneficios para la mente. 

Yoga y la flexibilidad mental

“He aprendido a soltar, a fluir con las situaciones, no aferrarme a lo que no puede ser (…) definitivamente soy menos aprensiva”, afirma Lau, quien practica yoga desde hace siete años. 

El yoga, sus posturas, la respiración y meditación, nos enseñan a: 

  • Fluir; aprender a vivir con las consecuencias y desafíos.
  • Abrazar lo desconocido.
  • Aceptar el cambio.
  • Relajar la mente y conectar con nuestro interior.
  • Encontrar paz, tranquilidad y tolerancia.
  • Silenciar los pensamientos.
  • Conteplar la respiración.
  • Observarnos en el presente. 

Demos oportunidad a lo nuevo. Que nada de lo establecido sea obstáculo para adaptarnos a lo que viene. Dicen que “no hay mal que por bien no venga”. 

Namasté.

Redacción / Con información de lamenteesmaravillosa.com / mundodelyoga.com

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