RESPIRando: De las profundidades al empoderamiento: La historia de Claudia

De las profundidades al empoderamiento: La historia de Claudia

Millones de personas en el mundo hemos experimentado, al menos una vez en la vida, lo que es el desamor. 

Ese sentimiento que sin tener forma, oprime el pecho; sin tener color, tiñe de gris; sin poderse tocar, lastima sin tregua; sin tener olor, apesta a dolor; sin tener voz, se escucha hasta el fin del mundo; y sin poderse ver, siempre está ahí. 

Habrá quien esté pasando por un momento así y coincida con lo descrito, quizá alguien lo tache de cursi y dramático, o probablemente haya una persona que ni siquiera le conozca. 

Pero después de un desamor puedo asegurar que, como diría el poeta estadounidense, Robert Frost, “en tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido de la vida: sigue hacia adelante”.

Y Claudia, hoy por hoy, lo sabe en lo más profundo de su corazón, su mente y su alma.

 

Claudia, el pozo que tocó  

Hace seis años, Claudia pasó por una etapa que solo se puede describir con una palabra: oscuridad.

“Tuve una crisis, terminé una relación de pareja. Fue muy fuerte para mí. Me quedé sin trabajo, me quedé sin casa. (…) Fue un pozo muy profundo y toqué fondo”.

Asegura que durante su relación, se esforzaba por ser alguien que no era y cuando terminó, se quedó vacía.  

“Yo me veía al espejo y no estaba. Sentía como que mi alma se había salido del cuerpo. En este esforzarte por estar con alguien, en este esforzarte por ser para alguien te vas llenando de cosas que no tienen que ver contigo y te sales de ti”.

El sentimiento de soledad y desamor comenzó a mermar su salud física y mental.

“Yo estaba fuera de mí… (…) De hecho, lo somatizaba con dolores de cabeza, con mal humor, de hecho ya padecía migraña. (…) Era sombría, enojada, triste (…) me sentía muy sola, desconectada”.

Quien ha padecido de desamor, coincidirá que la sensación es como un jarrón cuando se rompe en pedazos.

 

Grados de dolor por la pérdida 

Según los expertos, el desamor se define como un estado de parálisis psicológica, de desorientación y vacío.

Quien lo vive, muchas veces no sabe qué hacer y se siente solo, por lo que viene un periodo muy estresante y complejo a nivel emocional.

El desamor afecta a las personas en distintos grados, dependiendo de la historia de cada uno.

Los especialistas lo clasifican de la siguiente manera: 

  • Tras una relación larga y duradera, el dolor es mayor que cuando fue una relación llena de altibajos, con pocos momentos gratos y llena de sufrimiento e inconformidad.
  • Resultan más afectados y aterrorizados aquellos que idealizaron a su pareja. Muchos de ellos, incluso, no tenían como alternativa el fin de la relación.
  • En casos extremos, la confusión y la inestabilidad emocional puede llevar a las personas a cometer suicidio e incluso asesinato. Sin embargo, la mayoría es capaz de aguantar el dolor por más interminable que parezca.

 

Duelo emocional

Los expertos señalan que al haber una “pérdida”, del proyecto en común o las muchas ilusiones personales, el afectado debe iniciar un duelo emocional. 

Se trata de un proceso de adaptación para recuperar el equilibrio, control y bienestar. 

Este periodo, indican, es fundamental para que la persona comprenda lo que está sucediendo consigo: cómo funcionan sus emociones, sus pensamientos y sensaciones físicas, así como la alteración de su conducta. 

Una vez que entiende esos cambios, aseguran, empezará a sentirse más relajado y comenzará a recuperar de manera paulatina el control y el equilibrio de su vida.

 

El reencuentro con Claudia

Fue tras ese periodo de oscuridad que Claudia comenzó a buscar una luz en su vida.

“Yo estaba buscando encontrarme, me quedé sin mí. Entonces, yo empecé a buscarme y la manera en la que me encontré fue en la meditación”.

Luego de la meditación, afirma, buscó un camino para reintegrar las partes de su existencia que había perdido.

“Ya que mi mente estaba más tranquila entonces quise apelar a todo lo demás. Quise integrarme. Entonces, a través del yoga encontré la integración de mi cuerpo, mi mente, mi espíritu y ese ser que yo soy regresó a mí. (…)Me empoderé, a través del yoga”.

Después de reencontrarse, asegura, es más fuerte y hoy por hoy, confía en que no volverá a pasar por una situación destructiva.

“La persona que soy ahora ya no lo permite. Además, ahora estoy más enfocada, ya pienso más en mí, me he vuelto más compasiva, me he vuelto muy sensible y mucho más amorosa, pero primero conmigo”.

Asimismo, dice que a sus 35 años sigue trabajando día a día en la introspección, en reconocer sus errores y debilidades para convertirlos en virtudes y evolucionar.

Se ha reconciliado consigo misma, gracias a esa labor y a los conocimientos que ha adquirido con el yoga, respirando.

“Una de las cosas más difíciles también es el perdonarte a ti mismo. A veces nos cuesta hacernos conscientes de que nosotros también lastimamos, nosotros también fallamos, nosotros también hacemos las cosas mal”.

Además de recuperarse espiritual y emocionalmente, destaca que también ha mejorado su salud. 

“A raíz del yoga los episodios de migraña terminaron. (…) Físicamente me siento más fuerte, mentalmente más flexible y espiritualmente más estable”.

“Soy consciente, plena, feliz, conectada, apasionada siempre y en lucha todo el tiempo. El yoga fue una parte fundamental para fortalecerme”, agrega.

Yoga para el empoderamiento

En este video de internet, la maestra Luisa ofrece una clase de yoga para cultivar el amor y el empoderamiento. 

 


Namasté.

 

 

 

 

Redacción / Video: YouTube/Alter-Yoga

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