Rechazo a los kilos de más
Conocí a una persona que vivió muchos años inconforme con su cuerpo.
«Quiero ser flaca», decía.
Me contó que para ser delgada no comía y si lo hacía, porque había ocasiones en los que se daba atracones, tenía que vomitar.
Después de esos episodios, se regañaba frente al espejo. Debía convencerse que estaba gorda, aún cuando no superaba los 45 kilos, a sus 30 años.
«Me preguntó el terapeuta ‘¿cuándo te dejaste amar?’. (…) Me puse a llorar. Fue muy fuerte esa pregunta, porque no supe qué contestar», compartió conmigo.
Y su caso me lleva al de Dana Falsetti, una joven de Pensilvania, Estados Unidos, que creció en depresión por su cuerpo, y es que llegó a pesar 130 kilos.
Dana padecía trastorno por atracón, es decir, comía de manera compulsiva, lo que la llevaba a visitar continuamente el refrigerador. A diferencia de la bulimia, en el trastorno por atracón no existen conductas purgativas.
“No responde a una sensación de hambre, sino a situaciones de ansiedad, malestar e inestabilidad emocional”, afirma la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, Marina Díaz-Marsá.
Lucha contra los trastornos alimentarios
Es este sábado 30 de noviembre cuando se conmemora el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que se identifica con el símbolo de un lazo azul.
La finalidad es la de difundir la importancia de prevenir y detectar a tiempo estos padecimientos, así como eliminar la estigmatización y el prejuicio social que rodean a estas enfermedades.
Los expertos señalan que los trastornos alimentarios son alteraciones y desórdenes mentales que afectan la ingesta y el peso de la persona que los padece, pero detrás de estos existen problemas psicológicos graves y complejos que repercuten en la vida cotidiana de la persona.
Asimismo, indican que los TCA son la tercera causa de enfermedad crónica más frecuente en adolescentes, y que quienes más los padecen son ellas, con una proporción de 9 mujeres por 1 hombre en edades de entre los 12 y los 25 años. No obstante, cada vez se registran más casos de hombres.
Factores de riesgo
Los factores que detonan un trastorno alimentario son una combinación de:
- Elementos psicológicos (influencias familiares y conflictos psíquicos),
- Elementos sociales (influencias de sus pares y expectativas sociales).
«Se tienen la creencia de que la delgadez es sinónimo de belleza. Los cánones de belleza impuestos y los efectos adversos están dañando no solo el cuerpo de las personas, sino la mente», afirma Danori Carbajal, nutricionista.
Señala también que estos trastornos pueden derivar, por ejemplo, del bullying, pues desde casa o en la escuela empiezan a decirle «qué gordo estás», lo que genera desórdenes fatales.
Justo por sus consecuencias en niños y adolescentes, la prevención de los TAC se ha convertido en objetivo prioritario para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea desde 2005.
Signos de atención
Estos son algunos signos que se deben de tomar en cuenta para detectar a una persona con un TAC:
- Cambio de peso corporal,
- Preocupación excesiva por el peso,
- Conteo exagerado de las calorías,
- Desmayos,
- Vértigos,
- Pérdida de conocimiento,
- Ejercicio excesivo,
- Depresión.
En consecuencia, estos trastornos peden generar:
- Menorrea (ausencia del periodo menstrual),
- Alopecia (caída de cabello),
- Pérdida de masa ósea,
- Pérdida de masa muscular,
- Anemia,
- Si no se atiende y conforme aumentan los síntomas, puede llevar a la muerte.
¿Cuáles son los trastornos alimentarios?
Anorexia: rechazo del paciente a los alimentos en general, más aún a aquellos ricos en hidratos de carbono y grasas, miedo obsesivo a aumentar de peso y distorsión de su imagen corporal.
Bulimia: puede presentarse en episodios de atracones con vómitos posteriores a la ingesta, ayunos prolongados, consumo de laxantes y diuréticos.
Trastorno por atracón: se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva de forma recurrente, pero a diferencia de la bulimia la persona no realiza conductas compensatorias (vómito inducido, abuso de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio físico en exceso, entre otros).
Alcohorexia: enfermedad que reemplaza las calorías de la comida por alcohol.
Vigorexia: obsesión por el estado físico al grado de convertir el ejercicio en una adicción.
Ortorexia: obsesión por consumir alimentos sanos, incluso abusan de los integrales y quitan grasa buena de la alimentación. Llegan a llevar su propia comida a reuniones o al viajar.
Actualmente, existen otros TAC como:
Permarexia: al pensar que todo lo que se consume engorda, la persona prueba con diferentes dietas hasta las llamada «dietas milagro». Es el paso previo a la anorexia o la bulimia.
Seudorexia o Pica: irresistible deseo de comer o lamer sustancias no nutritivas como tiza, yeso, bicarbonato, algodón, pegamento, moho o ceniza de cigarrillo.
Potomanía: deseo compulsivo de beber gran cantidad de líquido.
Síndrome del comedor nocturno: ingesta por la noche de más de 25% del total de calorías que hay que consumir a diario, falta de sueño y anorexia matutina, poca o nula alimentación en el desayuno.
Ante cualquier padecimiento la recomendación siempre es recurrir a un especialista, y tras cualquier tratamiento el consejo es complementarlo con yoga.
Yoga, para superar los TAC
Luego de perder 30 kilos, Dana entendió que la solución para ser feliz no solo está en adelgazar. Al cumplir la mayoría de edad entró a una clase de yoga.
«Pese a que éramos pocos y nos conocíamos, cada día que iba sentía vergüenza de mi cuerpo y de no poder realizar las posturas que me pedían por culpa de mi físico».
Sin embargo, logró superar sus miedos a través de esta disciplina.
«He aprendido a no avergonzarme por mostrar mi cuerpo y menos si es para romper estereotipos».
Ahora tiene 26 años y desde hace varios da clases de yoga.
«Me gusta ver cómo las personas que acuden a mis clases no lo hacen sólo para aprender a realizar esas posturas que muestro en las fotografías, sino a comprender y a verse reflejado en mi historia. Les hago saber que yo tuve las mismas dificultades que ellos en un principio y finalmente, con esfuerzo y práctica se puede conseguir», dijo en entrevista a ZEN (El Mundo).
Y es que el yoga es una práctica que te ayuda a:
- Escuchar tu cuerpo,
- Construir una conciencia para comprender lo que te está pasando y encontrar una solución,
- Centrar la atención en tu salud y no en la apariencia,
- Sentirte mejor con tu cuerpos,
- Tener actitudes más sanas hacia la comida,
- Disminuir la ansiedad asociada a la figura.
Kundalini Yoga
El Kundalini es uno de los tipos de yoga que se caracteriza por combinar ejercicios físicos, la concentración mental, técnicas de respiración, relajación y meditación. Asimismo, promueve la salud física y psicológica, y fomenta que la persona conecte con otros aspectos de sí misma que no sean la apariencia y la personalidad.
La meditación, como parte de esta técnica, promueve un mayor control sobre la mente a través de la observación de los contenidos de la conciencia, por lo que supone una estrategia de dominio y autocontrol.
Si conoces a alguien con TAC o padeces alguno, te invito a realizar una práctica de yoga para construir una nueva mentalidad.
Namasté.
Redacción / Con información de misionesonline.com / elmundo.es / laprensa.hn Video: YouTube /OutshiningED / Foto: Instagram / @practicewithdana